Cuando me vaya de casa
Cuando me vaya de casa
no habrá listones de colores,
sino anticipadas nostalgias.
Tampoco habrá lágrimas,
ni sonrisas, ni pretextos
para verme partir.
Prepararé las maletas,
pero no cabrán todos los recuerdos.
Dejaré los que sobren
en los cajones de mi cuarto
hasta que vuelva a por ellos.
Aunque no sepa del campo,
aunque no conozca un surco,
hablaré en otros sitios
de las tierras de mi casa.
Sembraré unas monedas en el asfalto;
esperaré a que retoñen llantas
y volveré, sí, volveré
para decirles que me había equivocado.
Me llevaré entonces lo que faltaba;
abriré los cajones y encontraré agua.
Me lavaré la cara con mis propias
lágrimas.
Siempre supe que terminaría haciéndolo.
Cuando me vaya de casa
lloraré solo mi partida.
Por eso este canto a destiempo,
esta luna anticipada y remota,
estas cáscaras, este vino,
esta flor seca y marchita.
Tuve un tiempo,
tuve una casa, una sonrisa de niño;
con mi partida
sólo me quedo conmigo.
Poesía de Octavio Isaac Rojas Orduña sobre la inmigración vivida en carne propia.
A propósito del Blogomaratón Solidario que se celebra hoy.
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