miércoles, marzo 15, 2006

Relaciones Públicas: No hay que confundir

Resumen: Renfe presenta sus planes en "rueda de prensa". En lugar de aceptar las preguntas de los periodistas, contrata a una presentadora que lanza cuestiones previamente pactadas. Fin del acto.

Los informadores son meros espectadores de una charla entre Mamen Mendizábal y José Salgueiro, presidente de Renfe. No hay preguntas de los periodistas, ¿para qué si la presentadora ya las ha hecho todas?

Este disparate ni fue una rueda de prensa, ni un encuentro con medios ni tiene nada que ver con un acto de relaciones públicas.

Ha sido un espectáculo tragicómico porque:
- Se han burlado de los periodistas que han asistido a la convocatoria
- Los periodistas se han quedado al evento y, encima, han comenzado a darle cobertura mediática al evento

No puedo estar en desacuerdo con Juan Varela ni con Ignacio Escolar.


Más allá del pago a Mendizábal (algo más bien anecdótico), lo verdaderamente grave es la pasividad de los periodistas. ¿Qué sociedad se sentirá bien informada si se silencia a sus representantes y éstos no dicen nada ante dicho atropello? Ya antes han defendido sus posiciones con vehemencia como en la foto. ¿Qué pasó ahora?


Todos los días se realizan en España decenas de actos informativos en los que portavoces de todo tipo tienen que enfrentar las preguntas, no siempre cómodas, de los periodistas. Es lo suyo. Los periodistas/la sociedad tienen el derecho a saber y las organizaciones tiene el deber de informar.

La desidia de periodistas apocados no beneficia la actividad de los profesionales de las relaciones públicas. Al contrario. No hacen sino reforzar la idea de que existe una manipulación de los poderes económico y político, gestando el desencanto del público. De ahí a la desconfianza y al descrédito, hay un trecho muy corto.

Esperemos que esta triste historia no sea la primera de una serie de episodios bochornosos.

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