El llamado hecho por Felipe Calderón para buscar un gobierno de coalición con sus opositores del PRI y del PRD es la mejor idea que pudo sugerir alguien que sabe que ha recibido el respaldo de tan sólo una tercera parte del país.
El sistema político mexicano es claro, pero ha quedado superado por la moderna sociedad del país. La mayoría otorgada por un voto (o por menos de 1% del total, que para el caso es lo mismo) no permitirá que ningún político, sea del partido que sea, pueda gobernar con eficacia y autoridad suficientes un país tan complejo como es y seguirá siendo el México del siglo XXI.
Son necesarias alianzas duraderas. Acuerdos que dejen fuera tacticismos y personalismos, que sólo consiguen poner en jaque al resto de la población, desesperada por vivir en un país inestable en el que no se pueden hacer planes más allá de las dramáticas citas sexenales.
Las opciones son, independientemente de quien ocupe finalmente el sillón presidencial, la inoperancia política o la construcción de una realidad inédita que agradecería un país ávido de hombres y mujeres de Estado, tan escasos hoy en día en todo el mundo, no sólo en México.
Por eso, después de esclarecer de una vez y para siempre todos los votos de la elección, el siguiente paso será convocar y asistir a una mesa de partidos para establecer, ya no la distribución del poder, sino el reparto de la responsabilidad.
En el fragor de la batalla electoral se cometen excesos que, si bien no es fácil olvidarlos a la entrega de las constancias de gobernantes electos, deben superarse cuanto antes para entregarse en cuerpo y alma a la tarea de gobernar.
AMLO tiene derecho a exigir un recuento de votos y Calderón tiene derecho a defender su triunfo, pero lo que no está a discusión es que ninguno cuenta con el apoyo mayoritario de la población.
De la capacidad de nuestros políticos para reconocer esta situación depende la consolidación de nuestras instituciones, la tranquilidad de la población y la entrada por la puerta grande a una verdadera normalización de la democracia.
Lo que no puede ser es que 1+1+1 sea igual a nada.
Fotos de Flickr.
Tags: México, Méjico, Democracia, Andrés Manuel López Obrador, Felipe Calderón Hinojosa
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