Desde que se dio la eclosión de la web social a través de los blogs, políticos, empresarios y hasta ciudadanos comunes se han preocupado por lo que se dice (sea verdadero o no) sobre ellos y ellas en internet.
Con la sentencia por parte del Tribunal de Justicia de la Unión Europea sobre el derecho al olvido en internet, esta preocupación se relaja, pero da lugar a una nueva tribulación: ¿Acaso se podrá borrar el pasado (bueno o malo) de cualquier persona, incluso cuando esta información sea relevante por diversas cuestiones?
La empresa Eliminalia indica que ha sido contratada por 220 políticos y 7 entidades bancarias para borrar de internet "información molesta publicada en artículos de prensa, foros, blogs, páginas web o redes sociales", e un portavoz de la empresa indica que " la sentencia europea "supone un punto y aparte en la jurisprudencia comunitaria relativa a Internet".
Desde un punto de vista de la comunicación y las relaciones públicas también se trata de un punto y aparte para la reputación de políticos, empresas y ciudadanos, ya que habrá la posibilidad de borrar de internet cualquier contenido que pueda resultar perjudicial para su reputación.
¿Qué sucederá si una persona en una red social recibe una notificación de un abogado indicándole que tiene que borrar un contenido que ha publicado, o incluso republicado/compartido en su cuenta? La gran mayoría optará por evitar cualquier problema y seguirá las indicaciones del letrado.
Incluso para los medios de comunicación, la sentencia implica un espacio gris que puede ir en contra de la libertad de prensa. ¿Quién definirá lo que es el interés general para preservar en los servidores de un medio la información sobre un personaje determinado? ¿Los jueces? Y una vez que se establezca jurisprudencia, ¿se procederá a un borrado express de cuanto afectado se querelle contra los medios? Muchas y muy preocupantes interrogantes.
Por buscarle un lado positivo a esta nueva situación, indicar que los errores judiciales pueden generar un doble prejuicio para los afectados, ya que algunas veces existe un auténtico linchamiento mediático que es difícilmente reparable, pero que, con la sentencia en la mano, los afectados pueden borrar esa parte de su pasado e intentar seguir adelante.
Enrique Dans también tiene una opinión al respecto.
¿Cuál es la vuestra?
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