La reacción natural de muchas personas fue pensar que los atentados de Londres han sido resultado de la participación del gobierno británico en la guerra de Irak. La "racionalización" del terror es una baza para los terroristas por la que yo no paso.
También hay voces que corean consignas contra los gobiernos de los países económicamente más poderosos por sus desastrosas políticas en temas como la justicia universal, el calentamiento global, sus ataques preventivos y su indiferencia ante la miseria en el mundo.
Es decir, yo puedo estar en contra de las pésimas decisiones de los gobiernos Bush, Blair et al, pero no dar ningún resquicio de justificación al terrorismo contra inocentes. Ni en Europa, ni en Oriente Próximo, ni en ningún lugar del mundo.
Dicho esto, me parece que los malos tiempos para la libertad de expresión serán aún peores en el futuro y eso incluye a los blogueros, independientemente del lugar desde donde escriban.
Así lo destaca Dennis Howlett de Bazzarz:
Bloggers can be considered 'journalists' under US immigration law. This is important because following 9/11, the US started to enforce its visa rules concerning this class of immigrant. Without the appropriate visa, you can't get in - at least not officially.
A comprehensive analysis of what's going on can be found at Slate. Although written in 2004, the article shows that America is using its immigration policy to restrict entry by certain journalists.
The rules are broad enough to cover bloggers. So while the blogosphere may be considered a great thing for freedom of expression, there is always the risk that high profile, non-US bloggers will be refused entry to the US. Especially if they make what US immigration officials consider anti-American comments on their sites.
You can argue that blogging isn't journalism but a personal expression of opinion. If my experience is anything to go by, that won't cut any ice with immigration officials.
Quizás este tipo de prácticas se generalicen en otros países que hayan sufrido el zarpazo terrorista.
Pero también se puede ir más allá. ¿Algún gobierno cerrará un sitio web si sus contenidos no le parecen idóneos a sus postulados? ¿Se podrá demandar a un bloguero que está, por ejemplo en España, por un país que se sienta ofendido?
Esta puede ser una consecuencia inesperada de los ataques terroristas: las crecientes restricciones a la libertad de expresión, incluso entre los blogueros.
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