Hay quien pone en duda todo el proceso y por ende sus resultados, pero para la mayoría quedó demostrado que la ley se puede aplicar, incluso entre sanguinarios terroristas.
Las medidas draconianas propuestas en Fracia pueden acabar afectando a muchas familias con miembros inocentes y generando un resentimiento contra un país que los juzga sumariamente, y en el que han nacido, en el que viven y en el que aspiran a continuar su desarrollo.
"Las personas que no hacen nada malo no tienen de qué preocuparse", pensarán muchos.
Sin embargo, el concepto de lo que es "Bueno o Malo" va cambiando y lo que hoy es sospechoso, mañana podría justificar una decisión que podría afectar para siempre las vidas de muchas personas que no están involucradas directamente y que incluso rechazaron en su momento las posturas extremas de algunas personas.
No hay solución permanente ante una situación que se ha extendido tanto territorialmente durante tantos años.
Lo que se puede hacer es combatir a los terroristas ahí donde estén: en internet, en los países que los protegen y, obviamente, en casa.
Pero también hay que poder detectar, perseguir y neutralizar a quienes cometan un crimen en nuestro territorio. Será un trabajo arduo, peligroso e ingrato, pero España ha demostrado que puede hacerlo.
Esperemos que el mundo sea capaz de tener en consideración la experiencia española y pueda pensar con la cabeza fría para dar una respuesta con todas las de la ley a la amenaza yihadista, sin generar nuevos enemigos dentro de sus propias fronteras.